miércoles, 2 de noviembre de 2011

MENÚ 1 (2-11-11): Segundo plato: PESCAÍTO FRITO.




Segundo plato: PESCAÍTO FRITO.

La elaboración (ingredientes y pasos a seguir) son hartamente singulares, no al alcance del paladar medio (mucho menos, del cocinilla con un petardo en el culo que no es capaz de pasar de la pasta y el arroz): nuestra selección del día se supeditará a la ventura (albur) del acaecer atmosférico (o, como diría un cursi, “del devenir dentro del parámetro acordado) programado por la selección natural, el ecosistema de costumbre y la pereza entre el comprador y el comprado en la lonja de turno para el pescaero (pescaero=pescadero) de turno mientras fingen el plebiscito del mercado adherido….

Bien, al peso (ya compre usted para sí o más de dos comensales voraces incapaces de ajustarse el cinturón), calculemos (sin poner parches) ½ kg; un batiburrillo de lo más apetecible a su gusto y a su pecuniosa situación…a saber: gambas, rayas, boquerones, jureles, choquito, puntillitas, salmonete, pescadilla…etc

Una vez pagado al contado o a tarjeta (o si es un miserable, corriendo) llegue hasta la encimera de su cocina (o en su defecto, la encimera más cercana y fiable), suelte con delicadeza (no olviden que lo más seguro es que su pescado chorree víscera y sangre y, dependiendo del usuario selecto o modernillo, agua del congelado de conservación –sí, todo se desprende y viene del ecosistema vivo…¡Ignorantes!-).

¡Venga, vamos, gente emprendedora del mundo! ¡Seguidme, no os voy a defraudar!

Llegados a este punto sin retorno, toca arremangarse bien y refrotar las manos y brazos (de nuevo, claro: solo un guarro cocina de tan reprobable higiene). Limpiemos/lavemos (bien, en profundidad) el pescado (advertencia máxima: si usted es “delicado olfativamente hablando” olvide –de inmediato- concluir la presente misión; pues, el hedor será notable y de su vientre al gaznate un temblor molesto aproximará-), lo enharinamos generosamente (y, posteriormente, con la misma diligencia sacudiremos bien –a pesar de toda rigurosidad en la textura-) y, por fin (¡Aplaudan!), en profuso aceite (recordemos: ACEITE DE OLIVA) caliente (a partir de los 180º) por orden de ordenadas tandas en remesa (el recipiente o “máquina” donde tan abundante acción sea ejecutada será del grado y buen proceder del cocinero).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Licencia Creative Commons
El Yugo Eléctrico de Alicia se encuentra bajo una LicenciaCreative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 España.