miércoles, 1 de febrero de 2012

La llamarada del señor Hendrix

IIAAIIAAIIAAIIAADDIIFF El pueblo.
bbbbbbbbbbaaaaaaa La eterna espera.
jknnjjkkmmjjjjmmmmj Democracia.

La estampa punk media entre la tundra y la aridez del desierto. No es de extrañar que un producto (light), conocido por el precio de la indecisióncarraspee de cuando en cuando.

Es la estética del salvoconducto, producida en la burocracia mecanicista, que olvida la hoz y el martillo y se limita a la cesión eventual de algún liberalismo mercantilista. La estética es conservadora. Vieja loba.
¿Pero se puede entender la estética sin el vulgo?
"No hay estética" disparó el astuto de Tzara. Sucumbió el regazo.
No hay arte sin motivación. No hay motivación porque ya no satisface. Es otro factor higiénico que no garantiza la calidad de vida pero que (para su sorpresa) es de vital importancia en la no insatisfacción. 
La motivación de crear por la simple cognición de eliminar la tensión en el no crear.

No hay más. Ya podremos envolver a nuestros pequeños con el mejor romanticismo y pretender que finja la masturbación del pecador. 
Ya podremos parchear sus orejitas con la mejor televisión educativa o adormecerlos a la Inglesa.
Ellos descubrirán y destruirán el arte para volver a sentar las bases de su familia más cercana.

La utilidad del arte es tan subjetiva como el propio constructo.

Se pone fin al surrealismo. IDIOTA.
Se pone fin al realismo. IDIOTA.

Libere las tensiones en la cama. En caso contrario, cree las bases de su propia desaparición. 

Es por ello que el Yugo está condenado.




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