Sabíamos que el futuro es la propia vida que transcurre desde esa eternidad tan parecida al infinito olvido.
Desde que se abrió a la sombra tu cuerpo desgarrado nos duele sostener esa tenue luz tirante penetrando en la alucinación mortal que impone implacable el espacio unánime de la distancia.
Se avecina la hora en la que el constatable abandono se presenta como una enredadera trabajando la asfixiante recreación del lugar donde yacía asediado el taciturno material del deseo.
Quién sabe si nos volverán a ver sonreír desde el borde del agua.
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