sábado, 18 de enero de 2014

#2 El Origen del Ser




Desperté, trémulo, sorprendido,
en ese golfo de sombras
que es tu sexo dormido.

Balbuceé, entonado, envilecido
y, bribón, brindé envanecido
con sus pestañas de alfombra

para que el amor
y sus ruinas no desvíe
lo que el fulgor del salitre
nos obsequió
en este desfile
de mezcalina y líquidos,
de gemidos atendidos,
de carne y sangre...



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