sábado, 31 de mayo de 2014

El vuelo.





  El vuelo de sus párpados era tan sorprendente como la enigmática interrogación de sus ojeras. Ambos espectáculos cobraban dimensiones galácticas cuando fumaba. Entre calada y calada parecía sacada de Mad Men.

  Sabía que los técnicos no ganan ningún partido y que los políticos tenían la misma credibilidad que un corruptor de menores. Para ella todo lo palpable carecía de credibilidad y el mundo y sus días eran un mero pasatiempo donde el goce equivale a supervivir el karma de haber nacido al sur.

  A su juicio todo lo que merecía la pena cabía entre sus manos y mejor viajar ligera de equipaje que abonarse a posesiones y sentimientos. En términos emotivos resultaba insobornable.


  Contagiaba alegría a todo lo que tocaba. Irradiaba felicidad en cara poro de su piel. Era puro sexo. 



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