Twitter es el fuste de nuestro tiempo. Alguna
vez dije, medio en broma/medio en serio, que estoy en esto por la pasta. Una
persona inteligente sabe perfectamente a qué me refiero.
Las redes sociales
son buenos utensilios para cribar a la sociedad. Para mí es un terraplén de
mercadotecnia. Las tomo como un pulpo una urna mundialista.
En mi oficio a tiempo
completo no afecta contemplar el mundo de vez en cuando con cascos y un lugar
para mirar. Si cantar es disparar contra el olvido, escribir es morir de hambre.
Mujeriego
impenitente, pirata... La fama de macho alfa me hace gracia. Al igual que la de
cocainómano. No le debo nada a la droga. Para componer, para trabajar debes
conjugar varios factores transcendentes más importantes que esas nimiedades.
En 1981 Dylan estaba
devastado. Crítica y público le daban la espalda por su reconversión cristiana
y los excesivos mimos al crédito religioso. El bardo llegó a parecer
desnortado. Desde Street legal su propuesta
estética musical se veía reforzada por una banda poderosa y unos cuidados
arreglos. Si bien años después los entendidos dylanitas la recordaría como una
nueva etapa dorada, en aquellos años ciertamente el judío erraba por la
industria musical.
Con el cadáver de
Lennon aún caliente en el edificio Dakota el trovador decidió dar un nuevo
vuelco a su producción.Mark Knopfler a los timón de la producción y
Mick Taylor como solista, armó una banda de corte contemporáneo y
firmó Infidels.
Punto y seguido.