Descubrí hace poco que sir Isaiah Berlin, conspicuo
historiador de las ideas, desembarcó en este mundo tras un parto difícil que le
dejó como secuela un brazo izquierdo inútil de por vida.
Berlin fue referente intelectual para todo el liberalismo
del siglo pasado. Ahora me reconcome la duda ¿no sería también un referente
anatómico?
Traíganse a la mente los mayores liberales maduritos que se
les ocurran. Me apuesto una uña del pie a que llegaron a sus actuales
posiciones tras sórdidos contubernios autoritarios. Pocos eran, en sus años
mozos, sociatas o anark@s.
Pisaron todas las mierdas internas imaginables, defendieron
lo indefendible, se percataron del sectarismo del Partido, se desapegaron, se
despegaron, fueron amonestados, señalados, juzgados en juicios y prejuicios
sumarios, y finalmente, hastiados de ese extremo radical que no conducía a
ninguna parte, víctimas de una metafísica binaria, se retiraron al otro
extremo: la ultraderecha ultraliberal, que defienden con idéntica alevosía.
¿No fue eso también
un parto doloroso que les inutilizó para siempre su "brazo
izquierdo"? De tanto forzarlo, acabaron por rompérselo.
"Claro que fue un parto", dirán. "Al fin
nacimos al mundo real".
Y sin embargo, no todos los partos son problemáticos. No
siempre se imponen circunstancias personales, desengaños, dramas, cesáreas.
¿Qué pasaría si estuvieran habilitados para usar ambas
manos?
Otro gallo cantaría, y se parecería menos a un águila.
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