miércoles, 1 de octubre de 2014

"La mano izquierda en la oscuridad"



Descubrí hace poco que sir Isaiah Berlin, conspicuo historiador de las ideas, desembarcó en este mundo tras un parto difícil que le dejó como secuela un brazo izquierdo inútil de por vida.

Berlin fue referente intelectual para todo el liberalismo del siglo pasado. Ahora me reconcome la duda ¿no sería también un referente anatómico?

Traíganse a la mente los mayores liberales maduritos que se les ocurran. Me apuesto una uña del pie a que llegaron a sus actuales posiciones tras sórdidos contubernios autoritarios. Pocos eran, en sus años mozos, sociatas o anark@s.

Pisaron todas las mierdas internas imaginables, defendieron lo indefendible, se percataron del sectarismo del Partido, se desapegaron, se despegaron, fueron amonestados, señalados, juzgados en juicios y prejuicios sumarios, y finalmente, hastiados de ese extremo radical que no conducía a ninguna parte, víctimas de una metafísica binaria, se retiraron al otro extremo: la ultraderecha ultraliberal, que defienden con idéntica alevosía.

 ¿No fue eso también un parto doloroso que les inutilizó para siempre su "brazo izquierdo"? De tanto forzarlo, acabaron por rompérselo.

"Claro que fue un parto", dirán. "Al fin nacimos al mundo real".

Y sin embargo, no todos los partos son problemáticos. No siempre se imponen circunstancias personales, desengaños, dramas, cesáreas.
                                                                
¿Qué pasaría si estuvieran habilitados para usar ambas manos?

Otro gallo cantaría, y se parecería menos a un águila.


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