Hay un hecho
inexorable: Cassidy Banks se la levanta hasta a un muerto. Por mucho que
queramos escorar nuestro verdadero ser, la verdad prevalece y sale a la luz. El
dilema reside en si hacerlo con naturalidad o complejos. O, directamente, disimularlo
o subliminarlo. En fin, no se puede estar reservándose el pastel y al mismo
tiempo ir trincándoselo a escondidas.
La curiosidad es lo
que nos mantiene vivos. Tenemos el derecho y el deber de apasionarnos con la
vida, de entregarnos en cuerpo y alma a aquello que nos estimula, a ese destino
universal para el que hemos nacido.
A este valle de
lágrimas le viene bien un poco de sal y pimienta. Y, aún mejor, canela en rama.
Porque la vida vivida en plenitud no cesa de recompensarnos.